una linda perrita de grandes ojos negros,
nació en una gasolinera
donde vivió con el gasolinero hasta que éste cayó enfermo
y ya no pudo cuidar de ella.
Una amiga llegó tempranito
una amiga del gasolinero.
Voy a llevarla con un niñito, le dijo,
un niñito llamado Rodrigo,
que desea tener un perrito.
Aquel invierno Rodrigo
cumplía tres añitos y la perrita de grandes ojos negro
sería su regalito.
La amiga del gasolinero la metió en una cestita de flores,
flores de muchos colores
y llevó a la perrita a casa de Rodrigo.
Nada más verla gritó de puro contento.
¡ Pelos, pelos !
Era el nombre que para ella había escogido.
Aquél niñito pequeño la tomó entre sus brazos
y ante el asombro de sus padres y hermanos
le estampó un sonoro beso.
La perrita le lamió la carita
Rodrigo le dio un achuchón
y aquél mismo instante nació entre ellos
un fuerte lazo de unión.
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