fui junto al mar y tú, no estabas.
Mis pasos dejaron huellas sobre la tierra mojada, y tú, no estabas.
Un olor intenso a salitre lo invadía todo,
olor a muerte cubriéndome poco a poco,
y tú, no estabas.
Gaviotas revoloteando sobre el horizonte
distrajeron unos instantes mis pensamiento
de ayeres lejanos, y tú, no estabas.
Una y otra vez se mecían las olas,
una y otra vez en una eterna agonía, besando sin descanso la orilla.
Amor, desamor.
Bajamar sosegada.
Pleamar encolerizada. Y tú, no estabas.
El sol hace tiempo que se ha ocultado,
solo queda de él una franja color ceniza,
tenue luz mortecina.
Ya nada me parece importante,
porque tú, cuando fui junto al mar a buscar un poema,
no estabas.
