mece suavemente mis blancos cabellos
apartándolos de mi rostro,
dejando al descubierto
las huellas que el tiempo en él ha marcado.
Cierro los ojos y me dejo seducir por el rumor lejano de las olas, que con su interminable ir y venir
adormece mis sentidos.
Solo la mente permanece alerta
haciéndome recordar lo que olvidar quisiera.
Mi juventud perdida, mis sueños incumplidos,
mi amor querido...
De sol a sol, de luna a luna,
primavera, verano, otoño e invierno.
Día tras día, año tras año.
Lacerantes heridas mi corazón alberga en eterna agonía
que lamenta cada instante lo que pude hacer y no hice, lo que pude ser y no fui, lo que pude amarla y a otra
amé.
El graznido de las gaviotas revoloteando sobre mi cabeza
me hacen volver a la realidad.
El sol ya se ha ocultado dejando tras de sí un cielo rojizo
y una lágrima en mi rostro.
Las lágrimas del presente no te harán volver al pasado.
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